La existencia de personas que se parecen extremadamente entre sí sin existir ningún vínculo familiar ha dado lugar a anécdotas, relatos de ficción e, incluso, oportunidades laborales. Ahora tiene también una explicación científica: un estudio del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras ha revelado que los ‘dobles’ comparten variaciones similares de su ADN.
Los resultados de esta investigación genética se han publicado este martes en la revista Cell Reports. Primero, las personas con parecidos razonables fueron sujetas a programas de reconocimiento facial que permitieron descubrir parejas de individuos que eran casi indistinguibles entre sí.
“Lo que hemos hecho ha sido recopilar el mismo material biológico de estos individuos extremadamente parecidos (también llamados ‘look-alike’ en inglés o ‘Doppelgänger’ en alemán) para ver si encontrábamos una razón objetiva de su similitud”, explica Manel Esteller, director del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras, profesor de Investigación ICREA y catedrático de Genética en la Universidad de Barcelona.
Así, se analizó después su secuencia de ADN (genoma), su perfil epigenético (mecanismos de regulación del genoma) y su composición de microbios (microbioma).
Los ‘dobles’ compartían también rasgos del carácter
Los resultados desvelan unas variaciones similares del ADN, particularmente en los genes involucrados en la formación de la boca, la nariz, los ojos, la barbilla y la frente. En cambio, la metilación del ADN y los perfiles del microbioma «solo contribuyen modestamente» al parecido entre los humanos. Pero las similitudes van mucho más allá del rostro.
«Fue curioso comprobar que el parecido de estas parejas de dobles no solo se ceñía a los rasgos faciales, sino que, además de afectar a otras propiedades físicas (altura y peso), también se extendía a ciertos rasgos del carácter y el comportamiento”, apunta el doctor Esteller.
El líder del grupo científico considera que el estudio “proporciona las bases para que a partir del análisis de la imagen y la forma de la cara se puedan diagnosticar enfermedades genéticas” y, además, “permitiría reconstruir la cara de una persona desconocida a partir únicamente de una muestra de ADN, uno de los grandes desafíos de la medicina forense y criminalística”. Sus hallazgos podrían abrir nuevas líneas de investigación en esas direcciones en el futuro.
La irrupción de internet y de las redes sociales ha hecho que se compartan miles de fotografías personales por todo el mundo y ha puesto en evidencia que la existencia de «clones» o «dobles» de las caras de los humanos es más frecuente de lo que se pensaba. Dado que actualmente la población humana es de 7.900 millones y está mucho más interconectada, los investigadores avisan de que cada vez es más probable que se produzcan y se conozcan estas repeticiones.